Después de la guerra de Secesión estadounidense, el veterano capitán Jefferson Kyle Kidd (interpretado por Tom Hanks) se dedica a visitar pueblos perdidos para narrar historias reales. Declama las noticias a los habitantes, casi todos analfabetos, sobre los sucesos de los rincones más lejanos del planeta. En las llanuras de Texas, en 1870, el Oeste sigue siendo brutal y el país es un caos.

En su derrotero, Kidd conoce a Johanna Leonberger (Helena Zengel), una niña de 10 años que fue cautiva de la tribu kiowa durante más de medio lustro. Por ello, no habla una palabra de inglés y se muestra hostil ante un mundo que desconoce. Le proponen al militar que la devuelva a sus tíos biológicos, aunque ella no quiere. Durante su azaroso viaje de cientos de kilómetros por un territorio cruel e inhóspito, los dos se enfrentan a las fuerzas de la naturaleza y a la hostilidad humana.

El director británico Paul Greengrass (“La supremacía Bourne”) construye un western clásico, con un claro guiño a “Más corazón que odio” de John Ford, sobre el fondo de un majestuoso paisaje y con las brillantes actuaciones de Hanks y Zengel.

La joven actriz alemana de 12 años aceptó el desafío de Greengrass, que nunca había hecho un filme con un artista infantil como figura central. Si bien el personaje está en pantalla durante la mayor parte de la película, sólo tiene unas cuantas líneas de diálogo, de manera que tendría que ser capaz de expresar fuertes emociones sólo con su cuerpo. Cuando vio a la actriz por primera vez, la eligió de inmediato.

Premiada en su país

La precoz estrella ya había tenido un elogiado papel en la película “System Crasher”, la aspirante oficial de Alemania para los Oscar de la Academia de Estados Unidos. Allí interpreta a una niña de nueve años abandonada por su madre, que vive con una familia sustituta. Esa actuación le valió el premio a mejor actriz en el equivalente alemán de los Oscar, convirtiéndola en la ganadora de menos edad de ese galardón.

En “Noticias del gran mundo”, su personaje queda huérfana luego de que sus padres alemanes son asesinados en su granja cuando tiene apenas cuatro años. Los críticos han elogiado la habilidad de Zengel para impregnar a su personaje desafiante y marginado con un sentido de calidez e inteligencia, y por transmitir el horror emocional de la historia de su origen en pantalla casi sin hablar. La mayoría de sus líneas de diálogo son en kiowa, un idioma que tuvo que aprender.

En una reciente videoconferencia, publicada por The New York Times, Zengel se mostró más risueña y parlanchina que lo que podrían sugerir sus papeles. Dijo que antes de la película nunca había oído hablar de Hanks. “Creo que he visto ‘El código Da Vinci’, pero no sabía quién era él -recordó-. Pensé que sólo era algún actor entre muchos”.

También afirmó que nunca había tomado una clase de actuación. “No estoy segura de que hubiera mucho que pudiera aprender. Me paro frente a la cámara, sé lo que quiero y lo hago”, sintetizó.

En 2017, la nueva estrella llamó la atención de Nora Fingscheidt, la directora alemana de “System Crasher”, un drama centrado en una prepúber que es víctima de abuso siendo bebé y es abandonada por su madre. Después reacciona contra sus cuidadores y la sociedad que la rodea. El filme incluyó varias escenas perturbadoras, incluyendo violencia entre niños.

Para ayudar a Zengel a distinguirse de su traumatizado personaje, Fingscheidt explicó que entre las dos simulaban una pequeña escena una vez que terminaba el rodaje: la directora sostenía su mano como si fuera el cabezal de una ducha y la actriz fingía lavarse debajo de éste, para indicar su transición de regreso a sí misma. La actriz también escribía un diario para ayudarse a procesar sus sentimientos.

Zengel explicó que la experiencia de realizar “System Crasher” le ayudó a prepararse para el papel de Johanna, el cual admitió “no era tan extremo”.

Ahora se enfrenta a la extraña realidad de la fama internacional mientras está encerrada en casa, terminando el segundo año de la secundaria.

“La cuestión sobre la actuación es que simplemente necesitas hacerlo, y mientras estés feliz con ello, entonces lo haces bien -afirmó-. Además, es muy divertido correr de un lado a otro dando gritos”.